viernes, 23 de octubre de 2015

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  • Tela: Lino, tela aida o panamá, aunque gracias al cañamazo (¡no confundir con el de tapicería!) el punto de cruz se hace viable sobre cualquier tejido. Si por ejemplo, queremos bordar sobre una loneta, deberíamos centrar un retal de cañamazo, hilvanarlo y bordar según su trama el punto de cruz. Finalmente, se deshace el cañamazo tirando con sumo cuidado de sus hilos. Consejo: en esta situación se debe bordar con un poco más de la tensión normal, ya que, de lo contrario, al sacar los hilos, el bordado quedaría al aire, siendo susceptible de un enganche.
  • Hilos: Preferentemente, mouliné, 100% algodón y trabajado a dos hebras.
  • Agujas: Se recomienda el uso de una aguja corta, ya que permite aprovechar el costoso hilo al máximo. Si se borda sobre aida o panamá, se preferirá una sin punta (también llamada de punta roma), pero si trabaja sobre una tela más compacta, tupida, se deberá utilizar una aguja con punta afilada.
  • Bastidor: En Inglaterra parece una costumbre muy arraigada el bordar el punto de cruz en los bastidores de aro, esto es, sin pie; aunque la gran mayoría prefiere bordarlo en el dedo. El uso del bastidor permite el tensado uniforme de la tela y, por tanto, del bordado. Igualmente, evita casi al completo, la inevitable suciedad del roce de la labor con las manos. Y permite visualizar el progreso del bordado

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